jueves, 28 de enero de 2010

Es casi amor

Antes de concebirme, mamá ya había planeado mi futuro. El proyecto educativo que diseñó no perseguía una licenciatura en medicina, ni una medalla en los Juegos Olímpicos, ni siquiera que aprendiera a masticar el filete con la boca cerrada. Según mamá, yo había nacido para conquistar a Álvaro Muñoz Escassi, y en beneficio de esta empresa invirtió la mayor parte de su sueldo como esteticién de gatos albinos.

Fui la primera niña del cole que conoció las bondades de la depilación láser, así como el maravilloso mundo de los tangas fluorescentes. Mientras mis compañeras acudían a clases extraescolares de música o natación, yo empleaba las tardes en perfeccionar mi estilo de monta y mi dominio del francés. En cualquier rato libre entre monta y francés, mamá aprovechaba para regalarme eslabones de sabiduría femenina que acabarían forjando la cadena de amor que me esposaría por siempre a Alvarito. “Si lo quieres ver en tu cama, sudadera de Dolce & Gabbana” y “Falda corta y escotón aseguran revolcón” fueron dos de sus más preciadas máximas, que aún hoy, a pesar de lo sucedido, continúan guiando mi vida.

Sí, mamá acertó con una educación basada en la falta de escrúpulos, la superficialidad y el afán de protagonismo mediático, pero se olvidó de algo básico: oxigenar mi melena y someterme a una sesión intensiva de rayos UVA. Por ello, tras años de entrenamiento y varias semanas de casting, no voy a poder decir “I love you” a Álvaro Muñoz Escassi.

viernes, 15 de enero de 2010

Como las cajas de Donald Judd

Busqué el quinqué a tientas, pero, al no hallar de él ni una mísera huella oleosa, resolví que lo mejor era continuar caminando pegada a la pared de la galería hasta llegar al montacargas. Avancé a duras penas unos cuantos metros, pues no es tarea fácil moverse en los subterráneos descalza y cargada con una impresora Epson Stylus Dx4400, hasta que tropecé violentamente contra lo que, en principio, supuse que era un jabalí polaco, aunque al segundo sus rasgos orientales corrigieron esta primera impresión; se trataba de un jabalí nepalí y estaba muy cabreado. Hablaba enfurecido acerca del Nerd Art. Que si ahora se creen que los unos y ceros son los pelos de un pincel, que cómo pretenden hacer de la tecnología arte no funcional o del arte un instrumento pragmático, que Arne Jacobsen ya lo intentó con las sillas huevo y ahora las venden en Ikea... ¡En Ikea, el bazar de los clones! Y tú, ¿qué haces ahí que no vas al partido? En seguida, la galería, el jabalí y mi urgencia por llegar al montacargas se desvanecieron y, aunque esto resultaría raro en otras circunstancias, no me extrañó entonces. No por el hecho de que en los sueños razonamos lo inverosímil, sino porque, cuando un jabalí nepalí se cruza en tu camino, ocurren este tipo de cosas. Es mágico.

jueves, 7 de enero de 2010

Granja País

Desde que me sorprendo por las noches reflexionando acerca de si es más rentable cultivar trébol para alimentar a las vacas o trigo para producir harina, y contando las monedas que me faltan para adquirir la choza de jugo, estoy pensando en desconectar mi ordeñador portátil para obligarme a usar las manos.

domingo, 3 de enero de 2010

Good morning, Brian José

La americanización de las costumbres y las lenguas, además de enrollarse con un yanqui en Starbucks, significa colgar un San Nicolás rojo en la terraza el uno de septiembre y dejar que se pudra hasta la limpieza de primavera o spring-cleaning. Tender en la ventana una toalla con la estampa del Belén, cual blasón del sentimiento católico, también es síntoma de americanización, puesto que una práctica hortera tal solo ha podido ser inventada en EEUU. En Michigan nació Madonna y con eso queda todo dicho...

La apisonadora anglosajona no solo machaca los hábitos, sino también nuestra dialéctica. Muchísimas personas (tres, que yo haya contado) incorporan a su lenguaje coloquial expresiones inglesas que usan como latiguillos. Así, en el transcurso de una conversación normal puedes llegar a oír de boca de un hispanohablante veinte “of course” o quince “please”. Aunque aquí la invasión es mediática, ¡va a causar más estragos que en Puerto Rico My Heart's Devotion! Hoy la gente satura sus blogs con títulos en inglés, porque, claro, es mucho más cool decir “My lonely ass” que “Mi culo solitario”; mañana, dejaremos de devolver llamadas para empezar a “llamar pa’trás”.