sábado, 5 de mayo de 2012

Penalti en contra II



"Paseaba por un campo de fútbol con dos amigos -el sol se puso- y, de repente, el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio -sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul metálico de las gradas y el verde inmenso del césped-. Mis amigos continuaron su marcha y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba todo el campo de juego. Al final, gracias al portero, no fue gol." Abuelo Lawrence

El fragmento que se muestra arriba no es más que una modificación de la descripción sobre la angustia existencial plasmada por Munch en su diario, hacia el año 1892. Dicha experiencia fue inspiradora de su famoso cuadro "El Grito". Topanga Lawrence, en 2009, jodió esta maravilla artística. Tres años más tarde, saca a subasta su vídeo. Se abre la puja con noventa y un millones de euros y un céntimo.

jueves, 29 de marzo de 2012

Un atajo a Alejandría


quepasamattdamon.blogspot.com
Topanga, 2012

martes, 14 de febrero de 2012

Tu regalo de San Valentín II

miércoles, 8 de febrero de 2012

yojaR

lunes, 2 de enero de 2012

Mis tentaciones

ROLANDO (señalando a un grupo de hombres): ¿Son sus tentaciones?

TOPANGA y co. (mirando pasmadas a los hombres y sus corbatas): Mmm... No. (VOZ EN OFF: ¡Sus tentasiones, dice! ¡Y se queda tan pichi!)

Todo sucedió una tarde de julio, o de agosto, lo he olvidado. Lo único que recuerdo es que los ordenadores de la sala multiplicaban por tres el calor de aquel verano. Asistíamos a un curso que versaba sobre el tratamiento estadístico de datos con programas informáticos en una escuela de ingeniería. ¡Qué intelectual soy! ¿Verdad? En efecto, McGurk. Mi amiga, llamémosla Amiga, también se había matriculado en aquel curso, aunque ello no la convierte en intelectual, sólo en actual.

Entre clase y clase solíamos recargar las pilas tomándonos un piscolabis (pitoslabis en la jerga de Jaime Cantizano). Durante uno de estos descansos nos vimos abordadas por un latinoamericano metiche que también acudía al curso. Fue entonces cuando Rolando, así se llamaba el moreno doctor, nos preguntó "¿Son sus tentaciones?", al tiempo que señalaba a un grupo de jóvenes ingenieros peripuestos. Todo ello adornado con el dulce seseo puertorriqueño y una sonrisa de oreja a oreja que contradecía el trasfondo machista de sus palabras. ¿Nuestras tentaciones? ¿Acaso piensa que las aspiraciones de una mujer se reducen a cazar a un ingeniero (o en su defecto, médico) con corbata (o bata)?

Continuará...