jueves, 23 de abril de 2009

Crisofobia

Si Jimmy Neutrón me prestara su máquina del tiempo, el primer viaje que emprendería tendría como destino la Italia del siglo XVII. ¿El porqué? Me urge desnucar a Bernini y a Borromini. Necesito borrar de mi memoria la imagen de la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane y el baldaquino de San Pedro. Sólo existen dos cosas en el mundo que rebasan la fealdad de estos excrementos arquitectónicos: los collares de conchas que te regala tu vecina a su regreso de la isla de La Toja y las bragoncias de H&M. Bueno, tal vez exista una tercera cosa aún más fea que los objetos referidos, una cosa llamada "internautas que han sobado y malsobado el poemario de Mario Benedetti hasta el punto de empujarlo hacia el abismo de lo kitsch". Os odio, hijos de puta, al igual que odio el barroco, los collares, las bragas y las arras de boda.