Rasputín fue, como su propio nombre deja entrever, un reponedor de supermercado ruso. Ejerció diligente este oficio hasta la edad de dieciocho años, cuando el encargado lo sorprendió ocultando en la bragueta del pantalón unas tenacillas para el pelo y un bote de laca, anécdota a partir de la cual se desatará el mito sobre el desproporcionado tamaño de su miembro viril. Este hecho supuso un punto de inflexión en la vida del joven Rasputín, quien se vio en la necesidad de buscar un trabajo bien remunerado en la capital de San Petersburgo con el objeto de costearse un peluquero profesional capaz de insuflar volumen a su cabellera. Una, dos... ¡hasta tres horas buscó en vano Rasputín un empleo que satisficiera sus expectativas! Afligido por este infortunio, fue a hallar consuelo en el prostíbulo "Luz Roja". De una fulana llamada Alejandra Romanova obtuvo una enfermedad de transmisión sexual que hipertrofió su pene y la fabulosa idea de hacer frente al imperio Zara mediante la creación de una línea de moda independiente, bautizada como "indie".
Poco importa ya lo que fue de su vida de aquí en adelante. Lo realmente excepcional es que, en pleno siglo XXI, su estilo indigente ha renacido de la mano de multitud de personas, animales, esnobs y niñas con fotolog.