A veces le ocurría que empezaba a sudar y su cara se desdibujaba, comenzando por las líneas de la boca. El profesor Lagartijo, precavido, solía llevar un espejito a mano, y en cuanto notaba que no podía despegar los labios, lo sacaba y comprobaba el alcance del borrón. En algunos casos, como este, se veía forzado a salir en estampida hacia un lugar aislado por que con maquillaje su sonrisa se viera restablecida sin que nadie notase los desperfectos. Y ya está, después de unos cuantos brochazos sale del baño y vuelve a su despacho. ¡Pero mire cómo sonríe!
************************
INTERVALO DOLOROSO
- ¿Diga? Michael Lagartijo al aparato.
- Glan señol mayol, glan plofesol, ¿quiele vel mi nabo? -responde un oriental, al otro lado de la línea.
- ¿De nuevo usted? Deje de molestar.
************************
(Llaman a la puerta del despacho)
- Adelante.
- ¿Profesor Lagartijo? Vengo a entregar el trabajo sobre el comunismo y las bandanas.
- Perfecto... Pero no te vayas. Lo corrijo ahora mismo.
Y Lagartijo se agacha y saca de debajo de su mesa una balanza. Y el alumno, que la ve, comienza a sudar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escríbeme. Es gratis.