miércoles, 9 de marzo de 2011

Dejad que la mujer se travista


He aquí mi disfraz de Carnaval. La noche del sábado fui Álvaro de Campos, con mi fedora gris y mi bigote gris, pero al llegar el domingo sentí “um supremíssimo cansaço, Íssimo, íssimo, íssimo, Cansaço...”, bostecé, ajusté mis quevedos y hablé como Ricardo Reis. Fui Ricardo Reis todo el domingo y parte del lunes hasta que, en la soledad del retrete, reflexioné, “Estás só. Ninguém o sabe. Estás só. Niguém o sabe”, y Alberto Caeiro me respondió, “Pensar é essencialmente errar”, desde el espejo del baño. A partir de entonces ya no fui más Ricardo Reis porque era Alberto Caeiro que sabía que Bernardo Soares llegaría el martes a medio día. Y ocurrió. Viví como Bernardo las siguientes doce horas. No obstante, cuando me preguntaron "¿de qué vas disfrazada?" les respondí: voy de Pessoa. ¡Jódete, Ingmar Bergman!

1 comentario:

carlos dijo...

eres genial... si. pessoa!

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