Hace unos días me encontraba viendo Disney Channel a medianoche (sí, soy rara de cojones) cuando de pronto una chavala muy rara allanó la pantalla de mi televisor, acelerando la trayectoria de mis pupilas. El caso es que su cara me sonaba, pero me resistía a admitir que aquella mujer fuera la misma niñita que, años atrás, coprotagonizara la serie “Vivir con Mister Cooper” (“Hangin’ with Mr. Cooper”, 1992); es decir, la actriz Raven-Symoné. No, no podía ser ella, seguramente la tía epiléptica de la pantalla la había engullido y aquella niñita luchaba por salir de su estómago. Raven, que así se llamaba la feroz caníbal, aparecía como una adolescente extravagante, y no por alardear de personalidad esquizotípica (que a lo mejor), sino por el festival chirriante de colores que adornaba su poco agraciado cuerpo, dios no la bendijo con el don del buen gusto. Vale, me repetí, es una hortera hiperactiva, pero se merece una oportunidad. Tres minutos más tarde, después de oír sus grititos de ¿placer? mientras inspeccionaba con tiento las ubres de una vaca (de cartón piedra), me arrepentí de habérsela dado. Uy, decía, ayyy, qué gustito. ¿Esta serie la patrocina Disney o Localia? ¿Es esto un canto a la zoofilia? La chavala remataba la jugada interpretando a más personajes de la serie, entre ellos a un bebé que se alimentaba a base de biberones rellenos de puré de patatas (sin salsa, ojo, que allí esa palabra estaba prohibida) y a un viejo bravucón y afeminado (más que la propia Raven, es un poco paradójico). No es ciencia ficción, en serio, esto existe y los niños lo ven, les gusta y desean ser como Raven en el futuro: una mujer epiléptica que se pone cachondona acariciando ubres de vacas, que monta toros mecánicos ante la mirada atónita del clero (esta es otra historia) y que, para más inri, adivina por influjo esotérico un porvenir chorra. Menos mal que a esas horas Disney Channel sólo la ven los perturbados y los niños que tienen tv en su cuarto. Yo cumplo ambos requisitos.
lunes, 22 de septiembre de 2008
domingo, 21 de septiembre de 2008
sábado, 20 de septiembre de 2008
Damisela de diadema floja
Sabe Dios que Rosetta Forner me produce urticaria cerebral, pero ello no impide que reconozca el valor de estas cuatro palabras pronunciadas por esos fideos rojo-drag-queen que tiene por labios: damisela de diadema floja. Esta idea me viene como anillo al dedo para hablaros sobre aquella amiga que todas las chicas hemos tenido en algún momento de nuestras vidas.
Suele ser durante la etapa adolescente cuando la susodicha se aferra a nosotras con la fuerza de un cinturón de goma de Stradivarius. Se caracteriza por tener problemas familiares, que tarde o temprano derivarán en otro tipo de problemas... En un principio mantienes con esta chica una buena relación de amistad: vas con ella de compras, intercambias sms íntimos, incluso intercambias sujetador (sí, sorprendentemente compartís la misma talla). Pero, a medida que transcurren las semanas, percibes cierto olor a quemado. Si antes sostenías con ella unos breves turnos de diálogo, ahora tus intervenciones se reducen a asentimientos y sonrisas dedicadas por entero a un monólogo que versa siempre sobre avatares sentimentales folletinescos y tragicómicos: que si ha discutido con su chorvo; que si su chorvo la va a dejar por la fulana de su exnovia; que si se ha liado en la parte trasera de un coche con su vecino y ha aparecido al día siguiente con moratones ocultos en ciertas partes de su anatomía; que si no le viene la regla y te pide que la acompañes a por un test de embarazo a la farmacia situada en la calle Uría; que si se ha tatuado el conejito de Playboy en el vientre y después descubres que solo es una mancha de ColaCao; que si ha discutido con su chorvo (otra vez); que si su chorvo la va a dejar por la fulana de su exnovia (de nuevo); que si se ha liado con el vecino (en esta ocasión practican el coito en el cuarto del chico y ¡sin sábanas en el colchón!); que si ha perdido en el transcurso de estas aventuras las bragas azules de la gatita Kitty (esas sí que no las intercambiaría con ella) y teme que estén en posesión de El Bolas, un amigo de su vecino-amante con el que también ha tenido relaciones sexuales; etc. Y, por si fuera poco y a pesar de aguantar como una campeona su tostón, te confiesa entre lágrimas que se siente muy sola y que nadie la escucha. También te repite con bastante frecuencia que se considera feúcha y que todos la miran mal, a lo que tú intentas responder con la frase de “no, mujer…” que nunca llegas a ver completa porque tu amiga ya ha empezado a hablarte de lo mal que lo pasa cada vez que alguien la piropea por la calle y de las miradas de envidia que las compañeras de clase le dedican.
Yo soy la secuela bipolar de mi amiga pues, como no he logrado vencerla, he acabado uniéndome a ella.
Maravillosa criatura
Piropos con mucha miga que llevo ideando desde los 6 años para conquistar a Sergio Dalma, mi amor (por no decir ídolo) de la infancia…
- Eres el caballo ganador en la carrera de mi corazón.
- Te daría el premio Príncipe Azul de Asturias al Hombre de mis Sueños.
- Cosería mi cuerpo al tuyo y formaría dos siameses, para que después nos separasen quirúrgicamente y que el amor nos doliera. *Este es el piropo más romántico y efectivo.
- Por ti me comería toda la basura del vertedero municipal y después la vomitaría… Y la volvería a comer.
- El semáforo está en verde; puedes penetrar sin miedo en mi autopista.
- Te demostraría mi amor tirándome al amigo más feo de tu pandilla.
- Te demostraría mi amor tirándome con menos asiduidad a mi amante.
- ¿Alguien te ha dicho alguna vez que te pareces a Sergio Dalma?
- Cuando era un simple embrión las células del mesodermo impidieron que mi sistema circulatorio se estableciera con normalidad… ¿Te importaría entrar a formar parte del tejido de mi corazón?
- Ojalá fuera quesera para tener entre mis manos a semejante quesín.
- Ya tengo mi panecillo listo; tú pones el queso.
- Dios le da quesines a quien no tiene dientes.
- Me gustaría ser ratón para caer en tu trampa de queso.
- Un quesín como tú debería estar situado en el mejor estante de Alimerka.
- Quesín, te voy a hacer fondue.
Os confieso que todo el tiempo que he estado ausente ha sido a propósito de las fiestas de San Mateo. El caso es que Sergio Dalma dio un miniconcierto en ellas y lo conocí gracias a un amigo común (El Bolas). Mis encantos naturales hicieron el resto…