¿Quién mató al cerdo vietnamita de George Clooney? Los pedos de Willy Pete.
viernes, 26 de junio de 2009
lunes, 22 de junio de 2009
miércoles, 17 de junio de 2009
La apoteosis de la vida (no existe)
Nos habían avisado del peligro que correríamos si espigábamos con los primeros rayos de sol, y nosotros, pobres de nosotros, desoímos su advertencia. El hambre era nuestra religión por aquel entonces y no tolerábamos quedarnos de brazos cruzados mientras cinco héroes ultraconservadores nos expoliaban otros diez decagramos de harina. Uno a uno fueron empujándonos hacia el paredón con las armas de fuego, que se frotaban contra nuestro abdomen sulfúreas, heladas, sólidas, simulando una terrible prolongación umbilical. No echo de menos ni el burladero ni las lágrimas. No sirven de nada cuando el desenlace de la historia ya lo han firmado por nosotros mucho antes de regalarnos dedos con los que sostener una pluma. De hecho, recuerdo haber visto este trágico final anteriormente en un DVD-RW de 4,7 gigabytes, con video codificado en MPEG-2, audio Dolby Digital AC-3 y calidad Verbatim.
sábado, 13 de junio de 2009
martes, 9 de junio de 2009
miércoles, 3 de junio de 2009
Las lenguas como materia viva y alterable
En la lengua castellana existe "¡So burro!". Existe "¡So, burro!". Pero... ¿"so burro", significando "debajo de o bajo burro"? Vosotros, pequeñas ratitas de biblioteca, lo negaréis rotundamente (negadlo, vamos, atreveos), y argumentaréis vuestro juicio diciendo que no puede darse en la práctica dicha expresión porque el uso de la preposición so se restringe a preceder a los sustantivos pena, pretexto, capa y color (o, al menos, eso pone en el diccionario). Estamos de acuerdo. Sólo os pido un ejercicio de imaginación. Pensad por un momento que viajáis a cualquier pueblo asturiano y escucháis en mitad de un prao' a dos señores campesinos manteniendo el siguiente diálogo:
- Manolín, ¿dónde están las alforjas?
- So burro.
Oh, amigos míos. La imagen del labriego necio y tosco que impera en nuestra sociedad no haría sino limpiarse con el novedoso y elegante empleo de esta preposición obsoleta. ¡Qué bucólicas serían aquellas alforjas so burro! ¡Qué bucólico el burrito so árbol! ¡Qué bucólico el árbol so cielo! ¡Y qué bucólico el cielo so Baco! ¿Lo habéis pillado? So y Baco, el dios griego... so-baco... sobaco... Tiene bastante gracia -so mi punto de vista, claro -.