Spike vivía en una cripta, pero no todos somos vampiros okupas. Así que habremos de conformarnos con un sepulcro al aire libre sobre el que se caguen los pájaros y crezcan las malas hierbas, o, aún peor, con un nicho en la onda del fordismo, situado en una tercera planta que nos recuerde que jamás disfrutaremos del ático de nuestros sueños.
Julio II contrató a Miguel Ángel a fin de que decorara su mausoleo con espléndidas esculturas. De este modo, el genio renacentista talló una de las más grandiosas esculturas de todos los tiempos: el Moisés. Nosotros, que no somos Papas, nos tendremos que resignar a descansar bajo una lápida estándar decorada a base de amorcillos, Cristos crucificados y vírgenes de mirada vidriosa, cuando no con nuestra foto en orla. Y esta no será una foto cualquiera, sino la del DNI, que es en la que, por norma, salimos más guapetones.
Desconozco cómo será la ornamentación funeraria venidera, lo único que tengo claro es que la costumbre de las fotos en orla prevalecerá sobre el resto, si bien con la incorporación de una pequeña novedad; ninguna de ellas estará libre del photoshop y en todas se verá una gran bola de luz, semejante a un rostro, con dos puntos negros en la parte superior, a modo de ojos. Los hombres del siglo XXII, en desuso ya esta técnica, creerán ver sobre las viejas lápidas de sus cementerios apariciones fantasmagóricas del calibre de "las caras de Bélmez".