Hay quien afirma que José Cabrera es un psiquiatra forense de 50 años, de pelo cano y ojillos vivarachos. Algunos osados lo llaman doctor y confían ciegamente en su opinión experta: que hay que hablar sobre niños hiperactivos, Cabrera resuelve tus dudas; que salta una alarma mundial sobre los efectos irritantes del desodorante íntimo, Cabrera responde. Siempre está ahí cuando se le necesita, atento, educado, sexy, encantador... Pero no todo es felicidad en el mundo de Cabrera, pues una oscura leyenda amenaza con eclipsar su próspera carrera. Y es que los rumores sobre lo sospechoso de su amistad con Íker Jiménez han ido in crescendo en los últimos tiempos. ¿Qué tétrico secreto se oculta tras la amistad de la extraña pareja? Cuentan los ancianos del lugar que el origen del doctor se remonta al S XIX, época dorada de la Frenología. Sí, Cabrera es una momia putrefacta de más de 125 años, la momia de un frenólogo que el equipo de Milenio Tres (el antiguo programa radiofónico de Íker) halló en las excavaciones realizadas en el jardín de Lashley.
El caso es que, tras representar durante una semana el clásico papel de arqueólogo fugitivo y momia asesina sedienta de sangre, Íker y Cabrera llegaron a un acuerdo: Cabrera renunciaría a sorber sus sesos con una pajita multicolor y trabajaría "de gorra" en Cuarto Milenio si el presentador se comprometía a proporcionarle diariamente las cutículas y heces del resto de colaboradores, sustancias imprescindibles para mantener incorrupto su cuerpo danone.
YOJAR
Hace 12 años
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