sábado, 2 de agosto de 2008

Amo, amas, amare, amavi, amatum

Conjugar el verbo amar es comprender y aceptar al prójimo con sus temas de presente, de perfecto o de supino, con sus fallos y virtudes, porque todos nos tiramos "pums". Y no lo digo yo, lo dice un anciano que ha amado mucho a lo largo de su vida. He estado reflexionando largo y tendido (1' 37'') acerca de esta gran sentencia y mis conclusiones finales se encaminan hacia la confirmación de la misma, puesto que conozco a muchos hombres que, llegada su madurez, han engordado ferozmente y aun así sus respectivas parejas los han seguido amando. Yo en particular no lo haría, me dan repelús los hombres gordos (amén de los niños de mamas desarrolladas). Gordura significa dejadez y escasa movilidad pélvica, que es justamente lo que más me interesa en un chico. Podréis tacharme de materialista, fisicalista, de atómica o electrónica, incluso de escepticista, pero vuestra alma romántica sabe tan bien como mi cerebro cerril que el Ars Amandi de Ovidio no fue más que una especie de Kama Sutra para mojigatos. Así pues, a pesar de que cada uno maneje su gramática particular, conjuguemos entre jotas oclusivas, guturales y aspiradas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Gordura significa dejadez? ¿Y delgadez? ¿No significa dejadez también, o sea, "dejar de comer"?

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